
Las mejores mentes del Urbanismo en Yucatán
Artículo ¿Qué resulta de la unión entre los mejores arquitectos del mundo y Mérida? Una de las ciudades más prósperas de América Latina. El
Al momento de iniciar un negocio, muchos emprendedores creen que la mayor aspiración a la que pueden llegar es ser un dueño CEO de su empresa; sin embargo, hay un peldaño arriba que les permitirá anticiparse a los cambios en el mercado y asegurarse que su proyecto marche bajo el plan que se estableció y apegado a las necesidades del mercado, esto se logra siendo un dueño presidente.
“La diferencia es que el dueño CEO se sigue encargando de todas las operaciones: ver que salgan los pedidos, que se cumpla la logística, que las transacciones fluyan de la forma correcta, etc. Mientras que un dueño presidente no está pendiente de todos estos detalles, pues su labor es la de levantar la cara y ver hacia el futuro, preocuparse por cómo se mueve el mercado y saber qué proyectos pueden implementarse en el negocio”, explicó Jaime Menéndez, senior partner de PerpHect.
El experto señaló que es importante que los emprendedores sepan la diferencia entre operación y ejecución, pues en el caso de la ejecución, el dueño presidente se encargará de revisar que cada área del negocio funcione de la forma esperada, sin tener que preocuparse por resolver detalles de las operaciones del día a día.
Así mismo, el especialista comentó que durante muchos años -desde los años 70s- las empresas en México fueron muy rentables con sólo operar, pero en 1994, cuando las condiciones del mercado y las regulaciones proteccionistas cambiaron, muchas se fueron a la quiebra.
“La invitación es que dejemos de tener dueños hacedores y se conviertan en dueños pensadores, que en el trámite es pasar de CEO a presidentes, para que sepan capitalizar las oportunidades, sobre todo hoy, con la llegada del nearshoring, se abrirán muchas puertas, pero si no somos capaces como empresas de aprovecharlas, llegarán otras compañías del extranjero que sí lo harán y podríamos tronar como lo hicimos en el 94”, mencionó Menéndez.
El proceso más importante al momento de volverse un dueño presidente, es la conformación de un consejo directivo que ayude a la planeación estratégica que tendrá que seguir el CEO y que al mismo tiempo pueda tener una visión a largo plazo que permita al negocio tener la resiliencia ante las eventualidades internas y externas.
El consejo directivo nace cuando necesitas acompañarte y atraer talento en diversas disciplinas enfocadas hacia la gestión, pues ayudará a tener finanzas sanas, a tener mayor precisión en la visión corporativa, quiénes son los proveedores, en cuánto y dónde se va a vender y al final es una labor que robustece y fortalece el negocio en todas sus direcciones”, puntualizó Menéndez.
El experto indicó que cuando los emprendedores marchan solos y ponen su primera unidad de negocio, su atención únicamente estará enfocada en operar, mientras que si tienen un consejo de administración con el que se pueden reunir, se pueden plantear los objetivos a futuro para tener un crecimiento, o expansión.
“Ahora bien, no toda la toma de decisiones está enfocada en el crecimiento, también hay estrategias que son de supervivencia y de optimización. En tiempo de vacas flacas hay muchos emprendedores y empresarios que en la soledad deciden dejar de pagar su deuda y afectar su historial crediticio, mientras que ya acompañados de un consejo de administración esa no sería una opción y con la gestión de profesionales se puede restructurar, atraer deuda más sana y salir del bache”, finalizó Menéndez.

Artículo ¿Qué resulta de la unión entre los mejores arquitectos del mundo y Mérida? Una de las ciudades más prósperas de América Latina. El

Artículo Del feedback al feedforward, la evolución de la retroalimentación laboral La retroalimentación es un ejercicio clave para que los colaboradores estén conscientes de sus

Impulsar la diversidad y la inclusión en tu empresa es un reto y una oportunidad.

Artículo Mérida se colocó como la mejor ciudad pequeña para visitar fuera de EU en una votación de la revista Condé Nast Traveler. Mérida, la