En el emprendimiento, el género cuenta (por una cuestión de estereotipos)
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En el dinámico mundo corporativo de México, el éxito a menudo depende del liderazgo efectivo. Sin embargo, bajo la fachada de la autoridad se esconde una amenaza oculta: el liderazgo tóxico. En colaboración con Hogan Assessments, una autoridad global en evaluación de personalidad en el trabajo y consultoría de liderazgo, exploramos las complejas sutilezas de los rasgos de liderazgo tóxico prevalentes en el panorama empresarial mexicano.
No todos los rasgos de liderazgo se crean iguales. Mientras que algunos pueden parecer ventajosos, pueden convertirse en toxicidad cuando se usan sin restricciones. Hogan Assessments, con su amplia experiencia, arroja luz sobre tres rasgos clave que pueden convertirse en comportamientos tóxicos si son pasados por alto por la gerencia.
Inicialmente visto como medido y racional, la precaución puede llevar a la indecisión y al miedo a cometer errores. La precaución puede detener proyectos, creando una gestión sin rumbo y falta de dirección. Este rasgo tiene un impacto directo en los subordinados, quienes trabajan en torno a la indecisión, lo que lleva a una falta de gestión y dirección. El peligro detrás de una cautela excesiva en el liderazgo es que este tipo de líderes tienden a operar con una mentalidad de «peor escenario posible», lo que les hace insistir en que nada es seguro. A su vez, esto crea una reticencia en los líderes cautelosos a probar cosas nuevas y los hace vacilantes al tomar decisiones difíciles. Esta vacilación para tomar decisiones puede crear una cultura de indecisión, obstaculizando el progreso y haciendo que todo el departamento se sienta sin rumbo.
Por otro lado, los líderes altamente creativos e imaginativos prosperan en la lluvia de ideas, pero pueden carecer de enfoque en las tareas diarias. Tienden a complicar demasiado los problemas y buscar soluciones no convencionales. El arquetipo de líder imaginativo prevalente en el panorama corporativo puede aburrirse fácilmente con las tareas y actividades diarias, lo que puede ser contraproducente para el éxito de una empresa. Esta desviación de un enfoque de liderazgo estructurado puede aislar a los miembros del equipo y socavar la cohesión organizacional, dejando a los empleados sintiéndose desenfocados y creando un ambiente de trabajo caótico.
El liderazgo arrogante, aunque inspirador, puede albergar tendencias tóxicas si no se controla. Se puede observar que los líderes arrogantes se niegan a reconocer sus fracasos y errores o a asumir la responsabilidad de sus fracasos por miedo a perder respeto o dañar su reputación. Creyendo que son infalibles, también suelen atribuir la culpa a sus equipos. En última instancia, esto crea un ambiente de trabajo tóxico, ya que conduce a una falta de confianza dentro de la estructura del equipo y a resentimiento entre los miembros de rango inferior de la organización.
Estos tipos de líderes a menudo no son efectivos reconociendo el arduo trabajo de sus empleados, prefiriendo en su lugar resaltar sus propios logros ante sus superiores. Esta falta de solidaridad y aliento del de equipo, puede ser desmoralizante para un equipo y llevar a una falta de impulso o motivación dentro de los empleados que lideran.
Aunque tener un mal jefe es la mayor motivación para renunciar a un trabajo en México, Hogan hizo un descubrimiento sorprendente. “Los líderes que cuentan con un alto nivel de inteligencia emocional apoyan el bienestar de sus colaboradores de forma natural y cotidiana. De acuerdo con Hogan Assessments, México es uno de los países con inteligencia emocional superior al promedio de los líderes de 40 países,” señala Victoria Zapata, CEO, Fundadora de HRTools, y Distribuidor de Hogan en México desde hace 20 años. En la competencia de consciencia encontrada en el modelo de inteligencia emocional de Hogan, México obtuvo 76 sobre 100, mientras que el resto del mundo recibió 56/100, lo que muestra que los líderes mexicanos se preocupan por mantener las emociones negativas bajo control. Este descubrimiento se realizó en un análisis que Hogan llevó a cabo en una muestra representativa de 2,224 líderes mexicanos y 104,000 líderes de 40 países diferentes, entre América, Europa, Asia y África.
La exploración del liderazgo tóxico en México a través del prisma de las evaluaciones de Hogan revela una serie de rasgos que, si no se gestionan adecuadamente, pueden transformarse en comportamientos perjudiciales para las organizaciones y sus equipos. Desde la cautela paralizante hasta la imaginación descontrolada y la audacia sin responsabilidad, estos rasgos pueden generar un ambiente laboral tóxico, caracterizado por la falta de dirección, la desmotivación y la desconfianza. Pero el hallazgo alentador de que los líderes mexicanos muestran una inteligencia emocional excepcional sugiere un camino prometedor hacia el desarrollo de liderazgos más efectivos y saludables en el entorno empresarial mexicano, donde el bienestar de los colaboradores se valora y fomenta como un componente esencial del éxito organizacional. Con las perspectivas de Hogan Assessments y líderes de la industria como Victoria Zapata, el panorama corporativo de México puede navegar las complejidades del liderazgo con integridad y resiliencia.
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